La guerra en espera.
Tras la ocupación japonesa de la península de Corea quedó dividida en dos por los aliados, una zona bajo control de la Unión Soviética y la otra bajo control estadounidense divididas por el paralelo 38º. La guerra fría sirvió para la consolidación de dos estados distintos; la República Popular de Corea quedó establecida en el norte en 1948. Por su parte, el sur, organizó su estado bajo el nombre de República de Corea con un marcado sentimiento anticomunista.
Con el triunfo de los comunistas chinos (1 de octubre de 1949) se alteró el equilibrio geoestratégico en toda Asia. Por su parte, los rusos habían sufrido dos reveses en sus intereses en Europa (bloqueo de Berlín y el cisma yugoslavo) de modo que vieron en Asia una oportunidad de recuperar terreno dando luz verde a un ataque de Corea del norte sobre sus vecinos del sur.
El 25 de junio de 1950 las tropas norcoreanas comenzaron la ofensiva arrasando las posiciones enemigas que apenas pudieron responder. Sin embargo, para sorpresa de Stalin, la reacción norteamericana fue inmediata con la convocatoria del Consejo de Seguridad de la ONU logrando un mandato para ponerse al frente de un ejército multinacional para hacer frente a la agresión norcoreana.
El ejército multinacional bajo el mando del general MacArthur recuperó rápidamente el terreno perdido gracias en parte a la gran superioridad aérea de la que disfrutaban. El 19 de octubre la capital del norte, Pyongyang, cayó bajo las fuerzas de la ONU. Tan solo tres días antes las tropas chinas con masivo apoyo militar soviético penetraron en territorio coreano presionando a las fuerzas norteamericanas haciéndolas retroceder. Tanto fue así que las fuerzas comunistas reconquistaron Seúl el 4 de enero de 1951.
MacArthur propuso el bombardeo nuclear del norte de china pero el presidente Truman y la mayoría del congresos no dieron su permiso por miedo a un enfrentamiento nuclear con la Unión Soviética. El equilibrio militar desembocó en unas negociaciones respaldadas por la URSS que manifestó su intención de no intervenir en el conflicto deseando que ambas políticas coexistieran. En 1953 se produjo el armisticio en Panmunjong con la demarcación fronteriza del paralelo 38 como frontera.
El coste de la guerra fue muy alto, Corea del Sur y sus aliados sufrieron 778.000 muertos y heridos mientras que Corea del Norte tuvo entre 1.187.000 y 1.545.000. La población civil fue muy castigada con 2,5 millones de civiles muertos o heridos, 5 millones quedaron sin hogar y se produjo más de 2 millones de refugiados. Estados Unidos sufrieron 54.000 bajas y los chinos 500.000.
Pasaron los años con un equilibrio relativo entre las dos naciones, la del sur con el apoyo, tanto financiero como militar de Estados Unidos. Por su parte Corea del Norte comenzó un programa armamentística que desembocaría en cierta capacidad nuclear de ataque. El 29 de enero de 2002 el entonces presidente de Estados Unidos, George W. Bush, acuñó la expresión del “Eje del mal”, estados que sufragaban los actos terroristas por todo el mundo. Entre ellos, estaba Corea del Norte.
La solución diplomática de 1953 no produjo si no una vuelta a las mismas fronteras establecidas por la Unión Soviética y Estados Unidos al terminar la Segunda Guerra Mundial, pero arrastrando todas las muertes y miserias por ambos bandos lo que originó un fuerte sentimiento de odio y resentimiento de unos hacia otros. Una olla a presión que durante 67 años se ha ido calentando hasta que el pasado martes estalló, como no podía ser de otra forma, con el bombardeo de una isla surcoreana fronteriza (Yeongpyeong). Sobre ella han caído más de 200 proyectiles de artillería que impactaron la isla desde posiciones norcoreanas provocando la muerte de dos soldados y más de veinte civiles heridos.
El régimen comunista de Pyongiang podría haber contestado de esta forma tan enérgica a unas maniobras militares de su vecino en las que participaron 70.000 soldados. Parece ser que no bastaba con la carta protesta que se le hizo llegar al gobierno surcoreano y se decidió por una protesta más enérgica y directa, el bombardeo de posiciones surcoreanas. Junto a todo esto, el gobierno comunista ha declarado que responderá “sin piedad” ante cualquier invasión de su territorio, ni un milímetro. La precaria situación económica de Corea del norte y su carrera armamentística le están espoleando alcanzando picos de tensión cada vez más frecuentes y peligrosos que podrían desencadenar una nueva guerra entre ambos países.
En este enlace podemos ver una buena colección de imágenes del conflicto 1951-53
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