lunes, 8 de noviembre de 2010

Wittmann y la cota 65.5


Michael Wittmann, el inicio de la leyenda.


 El 12 de julio de 1941 el StuG III de Wittmann se dirige a la cota 65.5, allí dónde sus mandos le han ordenado posicionarse. Tras casi quedar hundidos en una fosa que pasó inadvertida para Koldenhöff, el conductor, el vehículo alcanzó finalmente su posición. Tan sólo unos instantes después el artillero de Wittmann, el SS-Rottenführer Klinck, localizó a un grupo de carros de combate enemigos que se aproximaban a gran velocidad a su posición. Wittmann puso en marcha su vehículo posicionándose en otro lugar más favorable para la acción desde dónde pudo contar hasta 18 T-34/76, desplegados en dos grupos de batalla, uno de 12 y el otro con los otros 6 vehículos restantes. Tras unos segundos de rápida reflexión, ordenó al conductor que moviera el StuG a la izquierda de la colina para preparar el asalto. Entre el rugido de los motores del T-34/76[1] se pudo oír la detonación del cañón de 75 mm del StuG y al instante uno de los carros soviéticos estalló en llamas. Wittmann impartía órdenes precisas a Koldenhöff para mover el StuG a fin de que Klinck obtuviese los mejores ángulos de ataque. La coordinación de la tripulación era perfecta, funcionando como un solo hombre. Un nuevo disparo y otro T-34/76 vuela por los aires esparciendo sus restos por el área. Petersen, el cargador, se apresura a alimentar el cañón y un nuevo proyectil se encuentra listo para devorar otro carro soviético. Uno de los proyectiles casi alcanza al vehículo de Wittmann pero erró el tiro por poco estallando por detrás del StuG III[2]. Con 16 T-34 en su contra alcanzó un pequeño bosquecillo proporcionándole cobertura y le ofreció la posibilidad de planear su siguiente movimiento con algo más de calma.  

 T-34 en llamas tras ser alcanzado.

Un tercer T-34 se bate con el StuG de Wittmann abriendo fuego simultáneamente, sin embargo el proyectil disparado por el artillero Klinck es más preciso alcanzando al vehículo soviético, en la explosión su torreta sale disparada por los aires cayendo unos metros más allá. En esos momentos Wittmann estaba píe a tierra observando la situación cuando apareció aquel T-34 y tuvo que rodar por los suelos ante el fuego enemigo. Otro disparo pasó cerca del StuG mientras que otros dos estallaron en terreno baldío. Wittmann detectó otro T-34 y ordenó al conductor que maniobrase para permitir el disparo de Klinck. Apretó el gatillo al tiempo que el carro enemigo estallaba, y ya eran cuatro los carros destruidos y humeantes sobre el terreno.

Sobre la colina, recortados contra el azul del cielo había otros tres T-34, parados pero con el motor en marcha. La presencia del StuG pasó desapercibida y Koldenhöff maniobró hábilmente para situarlo a tan solo 500 metros del último de ellos. A la orden de Wittmann, Klinck apretó el gatillo y un proyectil de 75 mm perforante alcanzó al vehículo ruso destruyéndolo al instante en una bola de fuego. Los otros dos carros giraban a la par sus torretas para adquirir como blanco al atacante mientras que Koldenhöff maniobraba para cubrirse. Un nuevo disparo del StuG y otro T-34 que termina en llamas, vomitando humo negro por sus escotillas, un nuevo proyectil en la recámara y el T-34 tocado termina por explotar al recibir un nuevo impacto directo. Ante ese panorama, el tercer T-34 decide que ha sido suficiente y huye para evitar correr la misma suerte que sus compañeros. Tras la acción la tripulación y propio Wittmann se relajan, pero ¡la torreta del segundo T-34 alcanzado cobra de nuevo vida!. Rápidamente, Petersen introduce un nuevo proyectil siendo disparado de inmediato hacia el objetivo. El carro enemigo es golpeado por un invisible puño convirtiéndose en una bola de fuego de la que sus tripulantes intentan escapar desesperadamente. Wittmann contempla la escena y ordena a sus hombres que apaguen las llamas con sus mantas salvando de este modo la vida de los desafortunados tripulantes rusos. 




La acción se saldó con la destrucción de seis carros de combate rusos (todos ellos T-34/76) y el SS-Unterscharführer Wittmann fue condecorado con la Cruz de Hierro de Segunda Clase por la acción. Fue el propio “Sepp” Dietrich el que le impuso la preciada condecoración en el pecho.




Fuente:
ORMEÑO, J. “Michael Wittmann y Villers Bocage, 1944” Almena, 2010


[1] El T-34/76 podía ser detectado por el ruido de su motor a una distancia de 450-500 metros mientras que el motor del PzKpfw III a máxima velocidad lo era a 150-200 metros. ORMEÑO, J. “Las batallas de Kharkov. Los medios acorazados soviéticos”.
[2] Una de las ventajas del StuG III era su bajo perfil, lo que daba al enemigo un blanco muy pequeño al que disparar y por el contrario permitía al cañón de asalto ocultarse en el más mínimo pliegue de terreno.

2 comentarios:

  1. Ante todo mi enhorabuena por la publicacion de ese libro. Voy a intentar que los de la biblioteca pública adquiera un ejemplar para que el público conozca tu trabajo.

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  2. Gracias andimana, espero que te guste y sea de tu interés.

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