miércoles, 25 de agosto de 2010

“Lady be Good”. La tragedia de los aviadores que naufragaron en el desierto


Lady be Good”.  La tragedia de los aviadores que naufragaron en el desierto



En abril de 1943 las fuerzas Aliadas controlaban la práctica totalidad del norte de África y tan sólo los restos de la DAK mantenía una pequeña bolsa en el norte de Túnez. A lo largo de la costa los numerosos aeródromos anglosajones se dedicaban a preparar el próximo asalto a Europa atacando objetivos en Sicilia e Italia a través del Mediterráneo.

Entre estos aeródromos se encontraba la pista de Soluch, situada a 50 Km al sur de Bengasi y 380 Km al este de la frontera entre Egipto y Libia. Allí tenía su base los cuatrimotores Consolidated B-24 Liberator del 376º Bomber Group de la 9º Fuerza Aérea norteamericana, atacando toda la cuenca del Mediterráneo.

Objetivo: El puerto de Nápoles.

La tripulación delLady be Good”.

Teniente William J. Hatton. Piloto
Teniente segundo Robert F. Toner. Copiloto
Teniente segundo Dp. Hyes. Navegante.
Teniente segundo John S. Woravka. Bombardero.
Sargento Harold J. Kipslinger. Mecánico de vuelo.
Sargento Robert E. La Motte. Operador de radio.
Sargento Samuel E. Adams. Artillero.
Sargento Vernon L. Moore. Artillero.
Sargento Guy E. Shelley. Artillero.



Tripulación del "Lady be Good"


Desorientados en la confusa noche del desierto.

En su vuelo de regreso al aeródromo, el “Lady be Good” había perdido contacto con el resto de los aparatos y también con el control de tierra. A las 12:10 de la noche del 5 de abril la estación de radio-dirección de vuelos Benina, situada en Bengasi, oyó al teniente Hatton pedir su rumbo, pues no sabía dónde se encontraba. Por desgracia en 1943 las estaciones sólo tenían una antena que, aunque proporcionaban rumbos con precisión, no podía diferenciar si el avión se acercaba o se alejaba. Así los operadores del radar, viendo que se había atacado Nápoles, pensaron que fuertes vientos habían ralentizado el avance del Liberador y radiaron un rumbo de 330 grados. La tripulación del B-24 dio por bueno el dato y continuaron con el opuesto de 250 grados al sudeste… directamente hacia el desierto del Sahara, ya que ellos habían sobrepasado hacia tiempo la costa y se adentraban cada vez más en el océano de arena. 



"Naufragar" entre dunas y rocas.

En la noche las arenas del desierto se confunde con el agua del desierto visto a gran altura y tuvo que pasar una hora hasta que Hatton se diera cuenta de lo que ocurría. Para entonces ya no tenían combustible ni alcance de radio para comunicar su situación. No queriéndose a arriesgar a un aterrizaje de emergencia, el piloto ordenó abandonar el aparato. Uno se puede hacer a la idea de la angustia que sintieron los tripulantes cuando descendieron en sus paracaídas con sus chalecos salvavidas y flotadores, cayendo en la arena del desierto. Lo peor era que en 300 kilómetros a la redonda no había más que las ardientes y sofocantes arenas del desierto del Sahara. Los ocho supervivientes pasaron la noche allí mismo y al amanecer buscaron al único tripulante que había desaparecido, el teniente segundo Woravka, pero no lo hallaron por los alrededores.


Sin embargo encontraron las rodadas de cinco vehículos que parecían dirigirse a Bengasi y se decidieron por seguirlas con tan solo una botella de agua para cada uno. Llevaron consigo las lonas de los paracaídas para ir señalando su paso. El teniente Toner anotó en su diario;

Domingo 5. Comenzamos a andar hacia el noreste. Aún sin John. Sólo unas pocas raciones, media cantimplora de agua y una cucharada llena al día. Hace mucho calor. Algo de brisa del noreste. Noche muy fría, no dormí. Descansamos y caminamos.”

También el sargento Ripslinger escribió lo sucedido;

Domingo 5 de abril. Todos menos Woravka nos encontramos al amanecer. Esperamos un rato y comenzamos a andar. Sólo medio sándwich, un caramelo y una taza de agua en las últimas treinta y seis horas

La historia de los diarios.

Abandonando sus chalecos salvavidas, construyendo flechas hacia el noroeste con los paracaídas cada 15 kilómetros, con buena moral y en medio de un calor insufrible la tripulación cubrió sus primeros 40 kilómetros. Al atardecer del día 6 encontraron huellas de una columna de vehículos y, en la duda, el teniente Hayes y el sargento Adams siguieron el nuevo rastro. Ambos grupos colocaron una señal en el lugar de la separación, pero Hayes y Adams, al no encontrar nada y temiendo perderse de los otros 6 volvieron con ellos.

Así pasaron el miércoles y el jueves. Toner anotó;

La misma rutina. Nos estamos debilitando y no iremos mucho más lejos. Rezamos todo el tiempo. Otra vez la tarde es un infierno de calor. No puedo dormir…

Alternaron la marcha con el descanso, sedientos soportaron y soportando los abrasadores días y las frías noches del desierto libio; escudriñaban en cielo en busca de aviones de rescate que no llegaban. El viernes cambiaron las pedregosas llanuras del desierto por un gran mar de dunas. En el diario de Ripslinger aún puede leerse;

Viernes 9 de abril. Ya es quito día, y todos pensamos que todo ha acabado. A mediodía hacía tanto calor que todos deseábamos dormir. La mañana y la noche o.k.

En espera de la muerte.

Aquella tarde, tras haber cubierto 105 kilómetros desde el lugar del salto, los tenientes Hatton, Toner y Hayes y los sargentos Adams y La Motte, este último ya ciego, no pudieron más y se sentaron a esperar la muerte. Los tres que se encontraban en mejores condiciones físicas, los sargentos Ripslinger, Moore y Shelley, siguieron adelante. Toner, cada día más débil escribía;

Domingo 11. Aún esperamos ayuda, aún rezamos. Los ojos mal, perdiendo todo el peso… todo me duele… Podríamos hacerlo si tuviéramos agua; tan sólo queda para mojar la lengua. Tenemos esperanzas de ayuda muy pronto. No descansamos. Aún en el mismo sitio. Lunes 12. Aún no llega el auxilio. Muy –ilegible- fría noche” Aquí acaba el diario.

Treinta kilómetros al norte, entre las ardientes dunas del Cañasamcio, perecieron Moore y Ripslinger, que terminó su diario el día 11;

Domingo 11 de abril. Aún peleamos para salir de las dunas y encontrar agua.

El punto final de aquella épica y trágica marcha lo puso Guy Séller, un joven de Ohio de 26 años, que aún anduvo durante dos o tres días más, sin nada de agua, solo, hasta cubrir más de 140 Km desde el inicio de aquella pesadilla… hasta que finalmente también sucumbió.

Oficialmente, desaparecidos.

Mientras, a 440 Km de distancia más al norte, se montó una operación de rescate desde la base de Soluch, pero sólo se barrió el Mediterráneo. La tripulación fue dada por desaparecida. En abril de 1944, con Sicilia y el sur de Italia en manos Aliadas, al no hallar restos de un posible derribo se escribió en sus fichas “presumiblemente muerto”

En 1946 y 1948 el Servicio de Registro de Tumbas del Ejército norteamericano, tras examinar documentos italianos y alemanes capturados, y certificar que no habían sido derribados ni hechos prisioneros, los declaró oficialmente como muertos en acción, posiblemente al caer al Mediterráneo. Se escribieron los nombres de los aviadores en la Tumba Memorial del cementerio de guerra norteamericano en Cartago, Túnez.

Al terminar la guerra, Cirenaica y Tripolitania, ex colonias italianas, fueron agrupadas en 1949 en el reino de Libia. La RAF retuvo una base en El Adem, junto a Tobruk, y la USAAF en Wheelus, cerca de Trípoli. En los años 50 el desierto libio fue escenario de multitud de prospecciones petrolíferas y numerosos expertos y exploradores eran enviados por las grandes compañías en busca de posibles yacimientos.

 Vista aérea del "Lady be good"


Un rescate demasiado tardío.

El 9 de noviembre de 1958, una avioneta privada notificó al regresar al aeropuerto haber visto un avión pintado de rosa, con divisas de la USAAF, mucho más al sur de la zona en que se había combatido durante la guerra del desierto. En febrero de 1959, una partida topográfica dio con los restos del aparato, que parecía haber realizado un aterrizaje forzoso, pero en el que no había rastro de tripulantes, ni de sus paracaídas.

Restos del B-24 al ser encontrado


La noticia llegó a la base de Wheelus, que lo transmitió al Alto Mando en Alemania y en Washington los periódicos se hicieron eco de la noticia. Fueron localizadas las viudas de Hatton y Adams, que habían rehecho su vida contrayendo de nuevo matrimonio, y un hijo del último, de 16 años, que no llegó a conocer a su padre.

Desde la base de Wheelus fueron enviados aviones para reconocer los restos, identificados en los archivos. Todo estaba intacto, tras 16 años en el desierto. Las ametralladoras aún funcionaban, había ceniza en los ceniceros y quedaba café en el termo del sargento Ripslinger. El aparato no tenía una gota de combustible en sus depósitos, pero ¿donde estaban los tripulantes?

Se estableció un campamento y se contrataron los servicios de varios exploradores para realizar una batida sistemática de los alrededores. A 10 kilómetros del “Lady be Good” encontraron las huellas de aquellos cinco vehículos que siguieron los aviadores… y luego unos flotadores, unas botas y unas flechas hechas con tela de los paracaídas. Los expertos estaban asombrados de no haber encontrado restos humanos. En su opinión, nadie podía andar sin agua por el desierto más de un día o dos. La minuciosa búsqueda no dio resultados concretos y tras peinar una zona de 6.000 kilómetros cuadrados a píe, con vehículos, helicópteros y fotografías aéreas, el Ejército estadounidense dio por concluida la misión de búsqueda.

Pero el 11 de febrero de 1960 un equipo de British Petroleum encontró, a 90 kilómetros al norte de los restos del avión, cinco cadáveres agrupados en un pequeño campamento, que posteriormente fueron identificados como los de Hatton, Toner, Hayes, Adams y La Motte. Junto a ellos había gafas, guantes, botellas y el angustioso diario del teniente Toner, que dio las claves de la tragedia.


Una nueva expedición de rastreo, basada en los datos del diario, resultó fallida, pero también un equipo petrolífero halló 35 kilómetros al norte de los otros cinco, un cadáver con el diario que le identificó como el sargento Ripslinger. Y 15 kilómetros más al norte apareció el tenaz Séller, Moore nunca fue encontrado y reposa en algún lugar entre las dunas. Los últimos restos encontrados fueron los de John Woravka que murió al estrellarse contra el suelo y no abrirse el paracaídas. Junto a él se encontró una botella llena de agua. Tras ser abandonado por su tripulación el “Lady be Good” continuó volando hasta que sin combustible planeó hasta aterrizar en un sorprendente buen estado, con todo su instrumental intacto.

Últimas fotos del "Lady Be Good" tomadas en Tobrouk de Libia. Los restos del B-24 ahora se almacena en Jamal Abdelnasser la Base Aérea de Libia. Fotos tomadas el 30 de agosto de 2009

El tema fue objeto de un capítulo de la exitosa serie Cuentos asombrosos (Amazing Stories) dirigida por Steven Spielberg entre 1985 y 1987 para la NBC. El capítulo fue el quinto de la 1º Temporada.


Fuentes:
Mcclendon, D. E. The Lady Be Good: Mystery Bomber Of World War II  The John Day Company,1962
Leslie, E. E. “Desperate Journeys, Abandoned Souls”. Boston: Houghton Mifflin Company, 1988. pp. 455-459. 


English version

In April 1943 the Allied forces controlled almost all of North Africa and only the remnants of the DAK kept a small bag in northern Tunisia. Along the coast many airfields whites engaged to prepare the next assault on Europe by attacking targets in Sicily and Italy across the Mediterranean.

These airfields was Soluch track, situated 50 km south of Benghazi and 380 km east of the border between Egypt and Libya. There was based the four-engine B-24 Liberator Bomber Group of the 376 th in the 9th U.S. Air Force.

Objective: the port of Napoles.

The crew of "Lady Be Good".

Lt. William J. Hatton. Pilot
Second Lieutenant Robert F. Toner. co-pilot
Second Lieutenant Dp. Hyesan. Navigator.
Second Lieutenant John S. Woravka. Bomber.
Sergeant Harold J. Kipslinger. Flight Engineer.
Sergeant Robert E. La Motte. Radio operator.
Sergeant Samuel E. Adams. Gunner.
Sergeant Vernon L. Moore. Gunner.
Sergeant Guy E. Shelley. Gunner.

Disoriented in the desert night.

In his flight back to the airfield, the "Lady be Good" had lost contact with the other equipment and ground control. At 12:10 pm on April 5 radio station flight direction of Benin in Benghazi, Lt. Hatton heard to ask his way, not knowing where he was. Unfortunately in 1943 the stations had only one antenna, while providing precise directions, I could not tell if the plane is closer or farther away. So radar operators, seeing that he had attacked Naples, thought that strong winds had slowed the advance of the Liberator and radioed a heading of 330 degrees. The crew of the B-24 gave the data well and continued with the 250 degrees opposite of southeast ... directly to the Sahara Desert, as they had exceeded the time to shore and deeper and deeper in the ocean of sand.

Wreck among the dunes and rocks.

At night the desert sand blends with the desert water seen at high altitude and had to spend an hour until Hatton realized what was happening. By then it had no fuel or radio range to communicate their situation. Not wanting to risk an emergency landing, the pilot ordered to leave the device. One can make the idea of ​​the anguish felt by the crew when they descended in their parachutes and float life jackets, landing in the desert sand. The worst was that in 300 miles around there was only the hot and sultry sands of the Sahara desert. The eight survivors spent the night there and at dawn sought the only crew who had disappeared, the second lieutenant Woravka, but found him not around.

"Lady be good" in 1959
 
 But the shot found five vehicles that appeared to go to Benghazi and decided to stick with just one bottle of water for each. They brought the canvas of parachutes to go pointing your way. Lieutenant Toner wrote in his diary;

"Sunday 5. We started walking towards the northeast. Even without John. Only a few rations, half a canteen of water and a spoonful a day. It's hot. Some breeze from the northeast. Very cold night, no sleep. Rest and walk."

Sgt Ripslinger also wrote what happened;

"Sunday, April 5. All but Woravka we are at dawn. We waited a while and started to walk. Only half a sandwich, a candy and a cup of water in the last thirty-six hours"

The story of the day.

Abandoning their life jackets, building arrows towards the northwest with the parachute every 15 kilometers, with good morals and in the midst of unbearable heat the crew covered the first 40 kilometers. On the evening of day 6 found traces of a column of vehicles and, in doubt, Lieutenant Hayes and Sergeant Adams followed the new trail. Both groups placed a sign in the place of separation, but Hayes and Adams, finding nothing and fearing to lose the other 6 went with them.



They spent Wednesday and Thursday. Toner scored;

"The same routine. We are weakening and will not go much further. We pray all the time. Again the afternoon heat is hell. I can not sleep ..."

Alternated with rest up, hungry and bearing endured the scorching days and chilly nights of the Libyan desert, peered in the sky for rescue aircraft did not arrive. On Friday changed the stony desert plains of the great sea of ​​dunes. In the diary you can still read Ripslinger;

"Friday April 9. It is quito day, and everybody thought it all over. At noon it was so hot we all wanted to sleep. The morning and evening o.k."

Pending death.

That afternoon, having covered 105 miles from where the jump, Lieutenants Hatton, Toner, and Hayes and Sergeants Adams and La Motte, the latter now blind, unable to sit longer and wait to die. The three who were in better physical condition, the sergeants Ripslinger, Moore and Shelley continued. Toner, wrote weaker every day;

"Sunday 11. We still hope to help even pray. Bad eyes, losing all the weight ... everything hurts ... could do if we had water that remains is to wet the tongue. We hope to help soon. No rest. Even in the same place. Monday 12. Still no relief comes. Very cold night-unreadable-"Here ends the diary.

Thirty miles north, between the hot dunes Cañasamcio perished Ripslinger Moore, who finished his diary on 11;

"Sunday April 11. Still fight to get out of the dunes and find water."

The end point of that epic and tragic Guy put up Keller, a young man from Ohio 26 years, still went for two or three days without any water, only to cover over 140 km from the start of that nightmare ... until eventually also succumbed.

Officially missing.

Meanwhile, 440 miles away to the north, mounted a rescue operation from the base of Soluch, but only swept the Mediterranean. The crew was reported missing. In April 1944, Sicily and southern Italy in Allied hands, finding no traces of a possible demolition was written in his chips "presumed dead"

In 1946 and 1948 the American Graves Registration Service of the U.S. Army, after examining captured Italian and German documents and certify that they had been shot down or made prisoners, officially declared as killed in action, possibly falling into the Mediterranean. They wrote the names of Airmen in the Tomb Memorial American war cemetery at Carthage, Tunisia.

After the war, Cyrenaica and Tripolitania, former Italian colonies, were grouped in 1949 in the kingdom of Libya. The RAF retained a base in El Adem, near Tobruk, and the USAAF in Wheelus, near Tripoli. In the 50´s the Libyan desert was the scene of many oil exploration ande numerous experts and scouts were sent out by large companies for possible sites. 

"Lady be Good" Today

A late rescue.

On November 9, 1958, a private plane to return to the airport reported seeing a plane painted pink with currencies of the USAAF, far south of the area in which they had fought during the war in the desert. In February 1959, gave a party surveying the wreckage that appeared to have made a forced landing, but in which there was no trace of crew or their parachutes.

The news reached the base of Wheelus, who forwarded it to the High Command in Germany and Washington newspapers echoed the news. Widows were located Hatton and Adams, who had rebuilt his life back contracting marriage and a son of the last 16 years, who never knew his father.

From the base of aircraft were sent Wheelus to recognize the remains identified in the files. Everything was intact after 16 years in the wilderness. The guns were still functioning, there was ash in the ashtrays and coffee in the thermos was Sergeant Ripslinger. The device did not have a drop of fuel in their tanks, but where were the crew?

They established a camp and enlisted the services of multiple browsers for a systematically whipped around. 10 kilometers from "Lady Be Good" found traces of those five vehicles that followed the Flyers ... and then some floats, some boots and arrows made of parachute fabric. Experts were astonished not to have found human remains. In his opinion, no one could walk through the desert without water than a day or two. The painstaking search gave no concrete results after combing an area of ​​6,000 square kilometers on foot, with vehicles, helicopters and aerial photographs, the U.S. military closed the search mission.

But the February 11, 1960 a team of British Petroleum found, 90 kilometers north of the wreckage, five bodies grouped in a small camp, which were later identified as those of Hatton, Toner, Hayes, Adams and La Motte . Next to them was goggles, gloves, bottles and daily anguish Toner lieutenant who gave the keys to the tragedy.

A new shipment tracking, based on daily data, was flawed, but also a petroleum equipment found 35 kilometers north of the other five, a corpse with the newspaper identified him as Sergeant Ripslinger. And 15 miles to the north appeared the tenacious Keller, Moore was never found and lies somewhere between the dunes. The last remains found were those of John Woravka who died crashing into the ground and not open the parachute. Next to him was found a bottle filled with water. After being abandoned by his crew on "Lady Be Good" continued to fly until out of fuel planned to land on a surprisingly good condition, with all their equipment intact.

 Recovered crew members in remains pouches reverently covered by U.S. Flags


Latest photos of  "Lady Be Good", taken in Tobrouk Libya. The remains of the B-24 is now stored in Jamal Abdelnasser Air Base in Libya. Photos taken on August 30, 2009

The topic was the subject of a chapter of the hit series Amazing Stories (Amazing Stories) directed by Steven Spielberg from 1985 to 1987 for NBC. The chapter was the fifth in the Season 1.

Bibliography
Mcclendon, D. E. The Lady Be Good: Mystery Bomber Of World War II  The John Day Company (1962)
Leslie, E. E. “Desperate Journeys, Abandoned Souls”. Boston: Houghton Mifflin Company, 1988. pp. 455-459.

2 comentarios:

  1. ya decia yo que la historia me sonaba de verla por la tele. Los tripulantes descubriendo que se habian muerto es impresionante

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  2. A mi tambien me suena haber visto algo al respecto en television...pero no es ese el capitulo de Cuentos Asombrosos...el 5 de la 1º temporada era el del bombardero que perdia el tren de aterrizaje...nada que ver el tema

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